Sí, en serio. No es un titular sin más. Odio a Manuel Jabois. Pensaréis que es la envidia del que le cuesta reconocer el talento, que va, soy su primer admirador. Reconozco el talento cuando fluye desbordando a raudales, cuan río caudaloso descendente de las verdes y gélidas montañas, una tarde de primavera con el brillante sol reflejado en el lomo de un hermoso corcel…
Yo empecé a leer los artículos de Jabois haciendo esfuerzos para acabar alguno, solía plantar al llegar a ese montón de tonterías varias, bueno ya sabéis, historias de mamadas y cocaína, maricones y putas…pajas en los baños y meadas en el cajón de las bragas.
Hasta ahí, yo plantaba y punto. Pero sucedió que en el XXX aniversario del colegio de Campolongo publicó una columnita que me pareció un poco odiosa. Yo empecé en el colegio el año que se inauguró, le tenía tanto cariño que para alargar mi estancia repetí dos cursos. Luego de paso por el instituto y después a una escuela privada a comprar un título superior que tengo por ahí perdido. Estudiar en el Campolongo, es lo mejor de mi currículum. Jabois también estudió en el Campolongo, y escribió un artículo que me pillo a contra pie. Hubo unos actos en el colegio con exposiciones y esas cosas, jornadas de puertas abiertas y comida de antiguos alumnos. Fue un encuentro entrañable, con esos compañeros que no ves desde que te levantabas a la papelera con el afila-lápiz para hablar con la guapa. Encuentro también, con aquellos maestros que nunca sabían encender el proyector de diapositivas. Al día siguiente lo de Jabois me pareció una pifia, con la cantidad de vivencias entrañables que se podían contar. Además muchos hemos vivido de cerca las desgracias de algún compañero y pienso que no era para contarlo así. Claro que cada uno lo cuenta como quiere... y el que lo lee también puede decir “odio a este pavo”.
El joven aprendiz de escritor seguía con sus artículos “Jaboisianos”, frutos de la inspiración de la resaca. Los domingos al vermut, lo veía en el portal del piso que tenía en la Verdura, ni él sabía si se acababa de levantar o aún venía de fiesta. La sensación es indescriptible ¿que se echa más de menos? ¿Salir de fiesta y llegar a casa a las dos, o poder dormir un domingo hasta las dos? Al tiempo averigüe que si la camisa estaba muy arrugada salía y si tenía menos arrugas, es que regresaba.
Jabois patinó de nuevo cuando se atrevió con El Camilo. ¡Como me dolió aquel artículo! Don Camilo daba lengua en el Campolongo, pero en realidad era un MAESTRO DE LITERATURA. Yo fui un alumno raro, en mi época los “trastes” repetíamos octavo y yo lo aprobé todo en junio, entre otras cosas gracias a las lecciones magistrales de don Camilo. Aparte de inculcar el amor a los libros, despertaba el interés más allá de los temas de turno. Leíamos en clase la poesía de San Juan de la Cruz, la obra medieval del Arcipreste de Hita… se recreaba con los grandes clásicos, y casi nos aprendimos de memoria La Celestina. Don Camilo, ya nos enseñaba técnicas de memoria, un día nos dio un indicador para recordar alguna obra. Nos dijo, todos sabemos el comienzo del Quijote pero nadie sabe como termina. Nos recordaba la última palabra de cada libro, el Quijote “vale”. La biblia “Amén”. La Ilíada “caballos”… D. Camilo era un bendito, un buenazo del que cada uno se quedó con lo que quiso. Sembró en muchos el amor a los libros. Jabois escribió un artículo que convirtió mi odio en eterno, creo que cada uno puede escribir lo que quiere... y el que lo lee puede odiar dos veces al mismo pavo, creo.
Un día en la Feira Franca, llegó Jabois a una plaza y una chicas dijeron: “mirar es Jabois el escritor” .Yo estaba con unas señoras que exclamaron: “pero si es Manolito el de Sanjenjo”. Allí estuvo un rato charlando con aquellas vecinas de la infancia, y nos mostró su lado más cercano. Bastante agradable, hablando de las cosas del pueblo. Luego volvió al jaleo de la fiesta medieval, al día siguiente, escribió que “lo habían echado de aquel siglo”. Lo echaron por Jabois no por Manolito.
Sin ser familiar, ni amigo, yo fui a comprar su primera novela (veran) y antes de comenzar a leerla, él ya renegaba de ella. Reconozco que en mi periplo político, con motivo de la campaña municipal, Jabois fue el que mejor me trató y eso ablanda mi odio pero no lo elimina. Además era fácil tratarme bien porque algunos se lucieron y me hicieron recordar esa histórica frase de Jesús Gil: “no todos, no todos los periodistas son unos hijos de puta”. Jabois tuvo unos encuentros culinarios durante la campaña, iba de papada con los candidatos y a mí también me otorgó el placer de compartir mantel. Una comida entre candidato y periodista, mi jefe de campaña llevaba bien estructurada la estrategia. Un botellín en la Navarra, unas tapas en la de Félix y luego unos gin tonics en el Carabela. Tenía previsto morderle el cuello y decirle te odio pavo, te odio. No era plan atragantarse con los calamares, yo quería una comida cordial y en la sobremesa poner el punto sobre la “i” de Don Camilo. Nunca hubo sobremesa, se retiró con prisa por cosas del trabajo. Yo me quedé con las ganas, con la impresión de que es demasiado tímido y que se esconde detrás de la pluma. Me recordó a aquel Manolito que dió el pregón de las fiestas de su pueblo, muy emocionado, recordando a su abuelo.
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Manolito el de Sanxenxo |
Jabois ganó el premio Julio Camba que otorga el Diario de Pontevedra. En su caso, tiene el mismo mérito que si la empanada de Acuña se la lleva el novio de la hija de la encargada. Este sobrevalorado escritor sufrió el proceso al revés, primero obtuvo el reconocimiento y luego superó las expectativas. Cuando Ernest Hemingway recogió el premio nobel tras publicar el “Viejo y el mar” (leones), dijo que pensaba que se lo daban por que era su primera obra sin tacos. Yo, sé que me van a matar por esto, pero confieso que soy más de Ramón Rozas y su quijotesca lucha divulgadora por sacar de los especiales las páginas del arte y la cultura. Del insaciable Acevedo que se come unas olimpiadas a 8 páginas diarias, y cada cual mejor. De Santy Mosteiro que ve el mundo con nuestros mismos ojos, nuestras mismas sensaciones, la verdadera realidad de la calle… para mí hay tantos Jabois!
Jabois, escribe en El Mundo, el mundo al revés que decimos muchos. Jabois en el Mundo, manda güevos! Ya hay que ser bueno para trabajar para Pedro José, que dice la Ser. Manolito el de Sanxenxo, se va a las tertulias de la radio y me encanta escuchar como le hacen la rosca alguno de los que él puso con el
culo aire. Lo que ocurre, es que Jabo el don divino lo recibió para la escritura, de palabra pierde mucho. Últimamente suaviza mi odio con las entrevistas recuperadas de Curro Volta. Y un día recomendó uno de mis libros de cabecera, que releo todos los veranos, la vida de Juan Belmonte (mañana) de
Chaves Nogales, algo sabe.
Ahora Jabois, va a dar charlas a jóvenes periodistas, les cuenta que su universidad fue un periódico y les enseña medio huevo asomando de la bragueta. Valle, Camba y Jabois o también Umbral, Suso de Toro y Jabois. Son frases que suenan mucho, no puedo dejar de pensar que los primeros no leyeron a Valle ni a Camba…y que los segundos no leyeron a Jabois…
En una tertulia cafetera, hablé del tema con el escritor gallego “mais leído do mundo”
Manel Loureiro, pensó que yo bromeaba y le dejé bien claro que podría perdonar lo de Campolongo pero jamás lo de D.Camilo. Aquel viejo maestro se retiró y tomaba sus vinos por la zona, paraba mucho en A Cañiza (hoy el Que). Allí, entre chiquitas de ribeiro, me contaba cómo seguir amando a los libros más allá de la escuela. Muchas charlas sobre Quevedo o Lope de Vega a pie de barra, y había que ver como sacaba pecho para decir de Lope de Vega “El Fénix de los Ingenios”…me dan ganas de acabar gritando VIVA DON CAMILO!
Acabo, acabo! Voy a dejar una clasificación de los admiradores de Jabois, se dividen en dos grupos. Están los que cuando Jabo pone e facebook “me acabo de echar un pedo”, le dan corriendo al me gusta y añaden grande, grande! Y en el otro grupo están los que añaden brillante, brillante! El propio Jabois es consciente de todo el “mamoneo” que existe entorno a él, yo me escarallo. También me escarallo, con los que pensáis que no sé que el Premio Julio Camba lo otorga una entidad bancaria decadente y con una especie de lampreas que se llaman directivos... y no el Diario…sólo quería !empanada de Acuña¡
La semana pasada me compré el muy interesante ¿y sabéis quien aparece como pluma invitada? Sí, el chico de Apuntes en sucio, sigue triunfando. Ojalá que disfrute larga vida de las mieles del triunfo. Pues eso, que odio a Jabois... yo te soy más de Manolito.