Mi pasión por los antiguos navegantes me viene desde niño y con la carga histórica que disponemos en Pontevedra harían falta muchas vidas para conocer todas sus hazañas. En el mes de octubre, en diferentes años, tenemos algunas de las grandes gestas.
En el año 1655, el Almirante pontevedrés Juan García De Matos, Jefe de los galeones de Nápoles, -muere peleando, como ha vivido- de un cañonazo de la Escuadra Francesa, a la vista de Barcelona.
Llevaba 28 años de constantes y leales hazañas. Dejó a los suyos una limpia hoja de servicios. El título de caballero de la Orden de Santiago, que lo recabara de Don Juan de Austria, y el escudo que Felipe IV le otorgara, campeando en sus cuarteles una llave, una guadaña y un castillo al lado derecho, y en el opuesto la bengala de Maestre de Campo.
Juan García, fue uno de los tres famosos Almirantes Matos, junto con Juan de San Vicente y su sobrino Domingo, Todos ellos del arrabal de la Moureira. Pasado un siglo, en 1758, un anciano miembro de la familia, Fray Bartolomé Fernández, sexto nieto del que fuera Vicario de Mareantes, declaraba que los Matos eran personas de calidad, honradez y estimación, dándosela generalmente todas las personas en los parajes donde residen, así por su nacimiento y circunstancias como por ser gente antigua y que sus ascendientes se han esmerado en el servicio a los Católicos Reyes de esta monarquía de España, de quienes merecieron, para si y para toda la familia y descendencia, la honra de expedir a su favor Reales Cédulas para que se les guardasen todas las excepciones y privilegios que merecían por sus destacados servicios.
En el museo de Pontevedra tenemos copia de las Reales Cedulas, folio 30 r. Entre Filgueira Valverde y Rodríguez Figueiredo, hemos pasado una tarde de lo más agradable.
La ilustración es de un conocido almacén de pinturas situado en la calle Almirante Matos, y nos encantó el lema. Esperamos disculpen el atrevimiento.
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