Torrente "dos". El misterio de Torrente.

El origen de este trabajo nace por las emotivas frases que dedica D. Gonzalo a Pontevedra, a lo largo de toda su vida. En el libro de Ponte Far  “Pontevedra en la vida y obra de Gonzalo Torrente Ballester”, nos dice :

“D. Gonzalo muestra la relación espiritual con Galicia y el deseo de que sus hijos no pierdan las raíces. Nos confirma algo que anuda en la relación de Torrente con Pontevedra, en las zonas mas intimas del ser humano y del artista: en su sensibilidad estética. Además de las relaciones humanas, quiso a Pontevedra porque la sintió”

Existe en nuestros dirigentes cierto rechazo, que se traduce en desconsideración. Ni turística, ni culturalmente se tiene presente en la promoción de Pontevedra, al margen del obligado tributo que por justicia merece, ya no por ser un grande de las letras, sino porque desde el primer día de aquel 1928, pregonó y ejerció su amor a nuestra ciudad.

“Gratitud por el elogio a Pontevedra, una de las páginas mejor trabajadas de tu prosa -bien, bien, bien escrita- y quizá la mejor alabanza, no sólo de nuestra Boa Vila sino de su mito”   Carta de Filgueira Valverde en 1947.

A fin de descubrir el misterio de esa desconsideración, repasamos la vida de D. Gonzalo. Muy por encima sabemos que 1934 se afilia al partido galleguista y al comienzo de la guerra a la falange, vive cómodamente con el régimen. Le vienen los problemas cuando, con otros compañeros, trata de impulsar la nueva  tendencia cultural y educativa que necesita España. En 1962, firma un manifiesto de apoyo a las mujeres de los mineros, en la huelga de Asturias. Pierde todos sus trabajos, vienen momentos difíciles, con una familia numerosa y acostumbrados a no pasar necesidades. Cuando le sale la plaza de maestro en Pontevedra, recupera la felicidad. Una buena oferta en Estados Unidos para la universidad de Albany, le hace dar el salto al charco. A su regreso a España, Madrid y luego  en Salamanca, cada vez que tiene oportunidad, viene a Pontevedra. En 1990, se bautiza nuestro nuevo instituto con su nombre y en 1997, dos años antes de fallecer, se le reconoce como hijo adoptivo de Pontevedra.

 Así de rápido, para llegar a la parte final, siguiendo con el estudio de las referencias de D. Gonzalo a Pontevedra, nos encontramos con muchas frases que no tienen desperdicio. En 1976, se encontró con -La Verdura- restaurada, (cuando añadieron los bancos de piedra) pero fieles al espíritu de la plaza. 

“Me llevé una alegría en mi viaje a Pontevedra, al visitar la plaza de la Verdura, inteligentísimamente restaurada. Pero debe ser un caso excepcional, lo corriente, lo que gusta, es la destrucción, siempre y cuando se queden como están las estructuras. ¿Quién se atreverá a decir que somos inmovilistas? ”

Si la ve hoy, igual se desmaya. Lo mismo que un día firmó por los mineros de Asturias, aquí seguro que firmaría con los miles de vecinos que pidieron respeto para esa  la plaza. Torrente fue un hombre íntegro y eso resulta incomodo. Nos dejó además de su obra, una forma de entender Pontevedra, de concebir la ciudad. Torrente molesta mucho a los que no han hecho reformas inteligentísimas.

En el centemario de Don Gonzalo Torrente Ballester, es un misterio que no reciba los tributos merecidos, la causa está en la propia personalidad de D.Gonzalo. El nos dijo siempre como quería a Pontevedra, pero también nos dijo, como no la quería.

“Pontevedra es una ciudad, como tantas, en trance de desaparición, no por la debilidad de los materiales, que está construida en piedra de granito, sino por la codicia  y el mal gusto de quienes se creen modernos y están en el fondo movidos por las ansias tan viejas como el hombre”