La Vuelta Ciclista.

Uno de los asuntos que más inquieta a nuestra candidatura es el tema deportivo y las múltiples necesidades que Pontevedra tiene en ese aspecto. Manteniendo contactos con especialistas implicados uno de los primeros que respondió a nuestra llamada fue David Acevedo, jefe de deportes del Diario de Pontevedra. Como buen profesional sabe estar en su sitio y no se posiciona políticamente, como buen pontevedrés aporta su saber para mejorar. Pensamos en David, no como hombre de prensa, sino como ese hombre inquieto capaz de movilizar a trescientos voluntarios y tres mil deportistas en una de las fiestas del deporte más concurridas y exitosas de España. Su labor como periodista ha dejado esta semana una noticia muy esperanzadora. Existe la posibilidad de que la Vuelta Ciclista a España pase por Pontevedra.

Esta noticia, me trae muy buenos recuerdos. En el año 1992 trabajé para la Central Gallega de Congresos promocionando por primera vez a Galicia a través del Xacobeo. Fue en la Vuelta y aunque mi labor era la de conductor de un coche de publicidad, hice un poco de todo descubriendo un mundo fascinante. Los pueblos y ciudades se echaban a la calle al paso de “la serpiente multicolor”. La repercusión de una meta de la vuelta para una ciudad es incalculable. Miles de personas se desplazan, dejando en todos los sectores unos beneficios económicos que ninguna ciudad bien gobernada debería ignorar. Además de todo ese beneficio directo, la presencia en los medios convertiría a Pontevedra en protagonista de una jornada informativa más allá de lo deportivo. Pero precisamente es ese el aspecto, el deportivo, el que debe ser de mayor importancia. El impacto que los mejores corredores del mundo dejan a su alrededor es el que más tenemos que valorar. Uno de los deportes más duros y sacrificados, nos ofrece un buen ejemplo para casi todas las conductas de la vida. El mejor equipo de ciclismo no profesional de España es pontevedrés. La vuelta quiere venir, no la podemos dejar escapar. Llevamos treinta años esperando. Pontevedra lo merece.